¿Alguna vez imaginaron volar? ¿Caminar bajo el agua? ¿Construir un mundo propio? ¿Transofmar el cuerpo o el rostro, cambiar de ropa, conocer en instantes a personas de todo el mundo? ¿Esfumarnos de los problemas y aparecer en otro mundo? Los entornos virtuales nos llevan a experiencias lúdicas realmente sorprendentes, que vale la pena conocer. Hace apenas un par de años atrás, cuando me preguntaba por la disociación de la personalidad en un entorno virtual, casi no podría haber concebido que tan rápidamente pudiera desarrollarse un juego de simulación social tan atrapante y creativo como Second Life.
Ingresé en Second Life el sábado. Luego de un breve recorrido por el tutorial, me lanzé a volar. Intercambie breves diálogos con un tunesino que hablaba muy poco inglés, entré luego en un espacio japonés en donde se prendió fuego a lo que decidí esfumarme rapidamente. Luego de varias vueltas por un espacio increíblemente onírico, encontré una suerte de “centro cultural” made in Argentina... y para mi sorpresa, di con una hermosa pintura de Xul Solar (una de mis favoritas). Maravilloso. La travesía es definitivamente alucinante.
Second Life (Segunda Vida) es un entorno tridimensional fundado por Philip Rosedale y Linde Lab. Probablemente inspirado en juegos como Sim City o The Sims, esta experiencia lúdica confiere al participante la facultad de adoptar una identidad (“materializada” a través de un avatar 3D) mediante la cual interactuará con otros jugadores y con un entorno virtual que puede eventualmente transformar para provecho propio y ajeno.
Second Life posee una economía propia, que opera como un mercado real. Se pueden vender y comprar objetos. Hay tiendas de todo tipo. Tiene su propia moneda que son los dólares Linden. Y aunque la participación básica en el juego es gratuita, para poseer y construir en la tierra, debe pagarse un abono mensual. Y como en el mundo real, los costos se modifican conforme a las leyes de oferta y demanda.
El contenido "para adultos" en Second Life, no es un tema menor... así parece verse en los filtros que aparecen en varios de los buscadores internos. Para gustos hay colores, decía un amigo de la red. Supongo que será cuestión de diferenciar entre lo que a uno le gusta... y lo que no.
La popularidad de Second Life ha atraído a empresas comerciales y también a políticos que buscan el entorno como un espacio para la propaganda. Tampoco están fuera de esta nueva realidad movimientos de protesta o eventos musicales.
¿Alguna vez vivieron una experiencia de simulación como ésta? Los desafío a preguntarte quiénes llegamos a ser en Second Life. ¿Somos nosotros mismos, sólo una parte, lo que no nos atrevemos a ser... o simples personajes de ficción que movemos a nuestro antojo como una novela que protagonizamos caprichosamente, pero que nos es ajena?