La experiencia del tiempo es para los humanos, una vivencia subjetiva. ¿Acaso no percibimos que el flujo del tiempo puede ser más acelerado o más pausado según estamos apurados, la estemos pasando muy bien... o esperamos algo o a alguien? Aparentemente, esta diversidad en la subjetividad temporal, según las investigaciones del psicólogo norteamericano Robert Levini puede ser adicionalmente diferente no solo por los rasgos centrales de la personalidad del individuo sino también, por la cultura a la que pertenece (aunque por cierto ambas categorías se superponen e influyen). Pero por algo se habla de puntualidad británica, verdad?
Así, hay ciudades en donde la gente habla y camina rápido, trabaja muchas horas... con agendas ajustadas y hay otras, en donde la gente llega tarde por norma, tolera la espera con naturalidad y siempre tiene tiempo para conversar con otros.
Pero bastante lejos de hacer un culto al fujo lento del tiempo signado por cierto aire snob presente en las filosofias slow que se han puesto de moda (slow food, slow sex) Levini se hace algunas preguntas un poco más profundas que lo llevan a ver que no necesariamente la gente vive mejor o es más feliz cuando el flujo del tiempo transcurre con mayor lentitud. Así los japoneses pueden ser muy acelerados y adictos al trabajo, aunque simultáneamente se dan “tiempo” de una manera impensada para los occidentales, y otros, como los norteamericanos, necesitan divisiones más tajantes entre el tiempo dedicado al trabajo y el dedicado a la vida privada para poder conservar el equilibrio. Y también están los que viven entre desdibujados plazos en donde el reloj es un objeto decorativo y no un ritmo objetivo que todo lo ordena. Aparentemente, esta vivencia subjetiva del flujo del tiempo guarda relación con otras cuestiones, entre ellas valores como colectivismo frente al individualismo.
En cualquier caso, las generalizaciones son mezquinas incluso cuando se trate de analizar normas culturales. Sin duda existen personas más aceleradas que otras en cualquier parte, especialmente si este ritmo se establece a partir de un parámetro social. Así, hay personas que viven con mucho stress tener que ajustarse a un ritmo acelerado, o por el contrario, encuentran desgastante un tempo pausado en donde las citas nunca coinciden con el reloj y el tiempo ocioso no se considera improductivo.
¿Qué piensan de todo esto? ¿Se consideran personas lentas o aceleradas? ¿Creen que han encontrado el lugar ideal para vivir?