Lo que voy a contar aquí puede ser muy reprobable para la mayoría de la gente. Incluso a veces pienso que me lo tengo merecido, pero la vida es así y algunas veces surgen historias que no podemos controlar.
Hola. Lo que voy a contar aquí puede ser muy reprobable para la mayoría de la gente. Incluso a veces pienso que me lo tengo merecido, pero la vida es así y algunas veces surgen historias que no podemos controlar. Soy un hombre de 40 años y mi pareja es una mujer de 51. Llevamos 11 años de relación. Hemos tenido, como todas las parejas, momentos buenos y malos. Hemos pasado crisis duras, pero ahí seguimos. A pesar de todo la relación se desgasta y creo que en silencio nos recriminamos a veces que no estamos mutuamente a la altura de lo que uno espera del otro. Yo me enamoré perdidamente de ella cuando tenía 29 años, ella era mi amiga del alma. No fue su físico lo primero que me atrajo aunque ella es bastante atractiva. El amor y el cariño nacieron poco a poco, con el roce. Los 3 primeros años fui el hombre más feliz del mundo. Pero creo que con el paso del tiempo supongo que se pierde ilusión y gana la rutina. Yo soy un hombre tremendamente emocional, muy apasionado en el amor y muy sentimental. Necesito vivir la ilusión del amor. Pero también valoro enormemente el físico. Doy mucho y pido mucho a cambio. A principios del 2010 mi pareja y yo tuvimos una fuerte crisis. Se volvió a repetir en la primavera y llegamos a replantearnos seriamente seguir la relación. Soy un enamorado de la belleza y mi pareja empieza a acusar la edad. Hay una diferencia importante. Yo la sigo queriendo mucho a pesar de todo, pero a la hora de hacer el amor no puedo entregarme igual que antes por mucho que lo intente, y esto perjudica la relación cada vez más. Además, no puedo evitar que los ojos se me vayan detrás de las jovencitas. Adoro la belleza y en mi vida no he tenido muchas relaciones. Siempre fue mi asignatura pendiente. Mi pareja fue mi 3ª relación. Las otras dos sólo duraron unos meses.
El problema fue en mi trabajo, durante la última crisis de pareja. Estaba comiendo con una compañera con la que siento una extraña atracción. No me parece guapa, ni siquiera demasiado inteligente, pero es un encanto de persona, demasiado buena e ingenua, y sexualmente me atrae. No hay nada de maldad en ella. Tiene 33 años y vive con su pareja. En la comida charlábamos y yo la valoraba sus últimos resultados. Por levantarla la moral y que se sintiera bien creo que la dije demasiadas cosas bonitas. Ella se levanto de la silla y me dio dos besos en mi mejilla. Luego en la oficina, en un lugar donde no había nadie nos abrazamos, entonces yo la besé. Nos besamos. Iniciamos entonces una peligrosa relación a escondidas en el trabajo. Peligrosa no sólo porque es en el trabajo y estamos engañando a nuestras respectivas parejas, sino también por la movida que se armaría si los demás compañeros/as se enterarán. Unos se burlarían de mí y otros nos rechazarían por poner los cuernos a nuestras parejas. Además esta chica tiene enemigos en el departamento. Compañeras maliciosas que la buscan las vueltas y la critican. Lo que empezó como una aventura se convirtió en algo muy bonito, salimos fuera del ambiente laboral y tuvimos algunos encuentros íntimos, y al cabo de dos meses me di cuenta que la había entregado mi corazón, que mi actual pareja con la que había perdido ilusión y nos sentíamos desgastados había pasado a un segundo plano. La dije a mi compañera que si ella dejaba a su pareja, yo dejaría a la mía y nos casaríamos. Se lo dije porque sé que ella se quiere casar y su pareja no. Pero ella no quiere dejarle a él. Al cabo de un mes ella empezó a retraerse, a evitar mis besos (que antes le encantaban), cada vez más hasta que me propuso dejarlo. Decía que los encuentros eran muy peligrosos (lo cual es cierto) y que terminarían descubriéndonos. La propuse vernos fuera del ámbito de trabajo pero no quiso ya que su chico la controla mucho. Me dijo que le quiere y que no se lo merece y que lo nuestro no iba a ningún sitio. La dije que no hacíamos ningún mal por nuestra pequeña relación, porque yo no podía ya prescindir de ella y que me dijera, mirándome a los ojos, si era verdad que no deseaba hacer el amor conmigo, ella calló y bajó la mirada. Durante dos semanas la notaba cada vez menos cariñosa y volvió a proponerme romper. La rogué continuar pero al final fue inútil. Ella me dijo que había estado buscando una solución pero que no encontraba ninguna. Y que era lo mejor para los dos. En el fondo sé que tenía razón pero yo estaba enamorado de ella. Entonces me enfadé y no quise saber nada de ella, ni siquiera la miraba. Pasé dos días ignorándola hasta que se acercó a mi mesa con lágrimas en los ojos. Ella me rogó que no la hiciera esto, que no quería perderme como amigo, pues sé que ella tiene pocos apoyos en la oficina. Me preguntó si quería hacer el amor con ella estaba dispuesta. Yo lo deseaba con toda mi alma pero la contesté que no, que sólo si ella también lo desea. Al final me apiadé y la cogi de la mano. Volvimos a hablar de seguir de alguna manera. Yo quise que lo nuestro quedara al menos como una relación muy especial, una especie de amistad-amor, o como se dice vulgarmente “con derecho a roce”, la dije que no quería apartarla de su pareja ni agobiarla pero que la quería mucho y que nunca querría perderla. Así continuamos un par de meses más. De vez en cuando nos besábamos y nos abrazábamos. Esto era mejor que nada pero yo por las noches la deseaba con toda mi alma. Cuando yo hacía el amor con mi chica imaginaba que lo hacía con ella. Tal vez lo mejor hubiera sido terminarlo, pero yo no quería renunciar a ella. El problema es que aunque me escribía correos, salíamos en los descansos y comíamos juntos, cada vez tenía menos acercamiento hacia mí, éramos como simples amigos. Como yo lo llevaba mal, volví a disgustarme y la dije que me evitara, que yo no podía pasar del amor a la amistad y que lo pasaba muy mal. Que necesitaba tiempo para matar los sentimientos tan fuertes. Dejé de comer con ella y la evitaba siempre.
Lo peor fue que ella empezó a salir en los descansos con otro compañero. Es muy jovencito y ella dice que es un niño y que le ve como su hermano pequeño. Al cabo de mes y medio aprox. la echaba tanto de menos que en la comida me acerqué a su mesa y la saludé haciéndola ver que ya no estaba enfadado. Ella se levantó y me abrazó como nunca. Volvimos a ser muy amigos y muy de vez en cuando nos dábamos un piquito, pero en el trabajo ella salía cada vez más con su nuevo amigo. Les veía salir juntos, y yo, que recordaba cuando salía con ella para nuestros encuentros íntimos, ahora me comían los celos. Ella me asegura que no hay nada entre ellos, que para ella es como su hermano pequeño; es más, pues ella no es la típica mujer de ligues pues es muy tradicional y decía que lo nuestro la sobrepasaba y que "dos era demasiado", pero cuando está con su amigo el lenguaje corporal entre ellos me dice otra cosa: las posturas, las sonrisas; veo que se buscan con la mirada, sobretodo él. Ella terminó tratándome como un amigo, excepto cuando tuvo un contratiempo con una compañera, entonces me abrazó en el ascensor, lloró un poco y me dio un piquito. Pero con los días frecuentaba más a su amigo y yo notaba que se alejaba de mí a pesar de que siempre demostré mi amistad, mi apoyo y mi cariño. Es cierto que en la comida siempre me llama para quedar conmigo, pero poco más, pues su amigo no viene a trabajar hasta media tarde. Un día no pude más, me hice el encontradizo de camino al servicio y la quise besar apasionadamente pero ella me rechazó y se abrazó a mí riéndose nerviosa, cosa que hace para evitar que la bese. No he podido volver a besarla en la boca y si lo hago en la mejilla ella se deja pero no se inmuta, ya ni siquiera me toca, e incluso veo que desde hace días mantiene cierta distancia para hablar conmigo o pone “barreras” entre ella y yo (su abrigo etc). Sé que debería dejar todo esto y apreciar a mi pareja a pesar de todas las carencias. Pero no puedo cuando la veo todos los días en el trabajo, y lo que es muchísimo peor, cuando sale con su amigo tres, cuatro o cinco veces durante la jornada. Es posible que sea verdad, y no haya nada entre ellos aún, pero creo que lo terminará habiendo porque hasta los demás empiezan a comentarlo. Si yo pudiera dejar de verla, todo sería más fácil para olvidar esto, PERO ASÍ ES IMPOSIBLE. Anoche fui a buscarla donde nadie nos ve y se lo dije: que la echaba de menos, que estaba desesperado, que no podía seguir así y que por favor buscáramos una solución; que no podía renunciar a sus besos, a su calor. Estaba temblando, me sentía como un adolescente. Pero ella sólo me decía cariñosamente que me tranquilizara, que tenía que estar bien, y que diciéndola esas cosas la hacía sentir mal . No le veo solución porque su amigo viene a buscarla o se envían un correo y salen siempre juntos. Todo lo bonito que hubo entre nosotros dos lo abandonó, y yo creo que no hice nada para merecérmelo. Ella antes decía que me quería y yo la dije que quería casarme con ella y ser el padre de sus hijos, pero ella me respondió que no podía dejar a su pareja pues lo era todo para ella. Tengo madurez para asumirlo, para superarlo, no volver a verla, etc. Pero lo que no puedo es verla todos los días y verla como se va con el otro aunque me diga que no hay nada. Si yo la pido salir a un descanso y sale conmigo su postura es mucho más formal y rígida, pero con el otro veo que está más abierta y más sonriente, con más acercamiento, e incluso en una ocasión se cogieron de la mano un instante. He intentado cambiar a otro turno de trabajo pero es imposible. Los celos me comen cuando les veo juntos y veo que ella ya no me busca, ni me hace muestras de cariño y los correos-e que me envía son ya solo laborales o como si yo fuera un amigo más. Un día vi su bandeja de entrada y estaba plagado de correos de él. El desamor y la desesperanza me tienen muy deprimido. Yo la demostré amor de verdad y estoy viendo que va a terminar enamorándose de un crío. Pienso en lo nuestro y NO SOPORTO verlos. ¿Qué puedo hacer? Todo esto parece de adolescentes pero siento que me ha roto el corazón y estoy cayendo en una depresión. Con su pareja no estoy celoso. Es su pareja. Pero lo que no puedo es ver que lo que antes estaba conmigo ahora lo pasa con el otro compañero. Pasan los días y esto se me hace insoportable. El tiempo no lo cura porque noto como si cada día me lo restregaran en la cara. Podría olvidarla y pasar página, me costaría, pero lo conseguiría. Pero no puedo cuando la tengo presente 9 horas al día... y luego se vaya con el otro! Ojalá pudiera hacer algo para que lo que siento por mi compañera lo pudiera sentir con mi pareja de siempre, y a mi compañera poder arrancármela de mis sentimientos y no sentir nada por ella. Quiero estar enamorado de mi pareja y no de esta chica, pero no puedo. Lo único que haría sería engañarme a mí mismo.
No puedo más. Necesito ayuda, por favor.
Hola. Lo que voy a contar aquí puede ser muy reprobable para la mayoría de la gente. Incluso a veces pienso que me lo tengo merecido, pero la vida es así y algunas veces surgen historias que no podemos controlar. Soy un hombre de 40 años y mi pareja es una mujer de 51. Llevamos 11 años de relación. Hemos tenido, como todas las parejas, momentos buenos y malos. Hemos pasado crisis duras, pero ahí seguimos. A pesar de todo la relación se desgasta y creo que en silencio nos recriminamos a veces que no estamos mutuamente a la altura de lo que uno espera del otro. Yo me enamoré perdidamente de ella cuando tenía 29 años, ella era mi amiga del alma. No fue su físico lo primero que me atrajo aunque ella es bastante atractiva. El amor y el cariño nacieron poco a poco, con el roce. Los 3 primeros años fui el hombre más feliz del mundo. Pero creo que con el paso del tiempo supongo que se pierde ilusión y gana la rutina. Yo soy un hombre tremendamente emocional, muy apasionado en el amor y muy sentimental. Necesito vivir la ilusión del amor. Pero también valoro enormemente el físico. Doy mucho y pido mucho a cambio. A principios del 2010 mi pareja y yo tuvimos una fuerte crisis. Se volvió a repetir en la primavera y llegamos a replantearnos seriamente seguir la relación. Soy un enamorado de la belleza y mi pareja empieza a acusar la edad. Hay una diferencia importante. Yo la sigo queriendo mucho a pesar de todo, pero a la hora de hacer el amor no puedo entregarme igual que antes por mucho que lo intente, y esto perjudica la relación cada vez más. Además, no puedo evitar que los ojos se me vayan detrás de las jovencitas. Adoro la belleza y en mi vida no he tenido muchas relaciones. Siempre fue mi asignatura pendiente. Mi pareja fue mi 3ª relación. Las otras dos sólo duraron unos meses.
El problema fue en mi trabajo, durante la última crisis de pareja. Estaba comiendo con una compañera con la que siento una extraña atracción. No me parece guapa, ni siquiera demasiado inteligente, pero es un encanto de persona, demasiado buena e ingenua, y sexualmente me atrae. No hay nada de maldad en ella. Tiene 33 años y vive con su pareja. En la comida charlábamos y yo la valoraba sus últimos resultados. Por levantarla la moral y que se sintiera bien creo que la dije demasiadas cosas bonitas. Ella se levanto de la silla y me dio dos besos en mi mejilla. Luego en la oficina, en un lugar donde no había nadie nos abrazamos, entonces yo la besé. Nos besamos. Iniciamos entonces una peligrosa relación a escondidas en el trabajo. Peligrosa no sólo porque es en el trabajo y estamos engañando a nuestras respectivas parejas, sino también por la movida que se armaría si los demás compañeros/as se enterarán. Unos se burlarían de mí y otros nos rechazarían por poner los cuernos a nuestras parejas. Además esta chica tiene enemigos en el departamento. Compañeras maliciosas que la buscan las vueltas y la critican. Lo que empezó como una aventura se convirtió en algo muy bonito, salimos fuera del ambiente laboral y tuvimos algunos encuentros íntimos, y al cabo de dos meses me di cuenta que la había entregado mi corazón, que mi actual pareja con la que había perdido ilusión y nos sentíamos desgastados había pasado a un segundo plano. La dije a mi compañera que si ella dejaba a su pareja, yo dejaría a la mía y nos casaríamos. Se lo dije porque sé que ella se quiere casar y su pareja no. Pero ella no quiere dejarle a él. Al cabo de un mes ella empezó a retraerse, a evitar mis besos (que antes le encantaban), cada vez más hasta que me propuso dejarlo. Decía que los encuentros eran muy peligrosos (lo cual es cierto) y que terminarían descubriéndonos. La propuse vernos fuera del ámbito de trabajo pero no quiso ya que su chico la controla mucho. Me dijo que le quiere y que no se lo merece y que lo nuestro no iba a ningún sitio. La dije que no hacíamos ningún mal por nuestra pequeña relación, porque yo no podía ya prescindir de ella y que me dijera, mirándome a los ojos, si era verdad que no deseaba hacer el amor conmigo, ella calló y bajó la mirada. Durante dos semanas la notaba cada vez menos cariñosa y volvió a proponerme romper. La rogué continuar pero al final fue inútil. Ella me dijo que había estado buscando una solución pero que no encontraba ninguna. Y que era lo mejor para los dos. En el fondo sé que tenía razón pero yo estaba enamorado de ella. Entonces me enfadé y no quise saber nada de ella, ni siquiera la miraba. Pasé dos días ignorándola hasta que se acercó a mi mesa con lágrimas en los ojos. Ella me rogó que no la hiciera esto, que no quería perderme como amigo, pues sé que ella tiene pocos apoyos en la oficina. Me preguntó si quería hacer el amor con ella estaba dispuesta. Yo lo deseaba con toda mi alma pero la contesté que no, que sólo si ella también lo desea. Al final me apiadé y la cogi de la mano. Volvimos a hablar de seguir de alguna manera. Yo quise que lo nuestro quedara al menos como una relación muy especial, una especie de amistad-amor, o como se dice vulgarmente “con derecho a roce”, la dije que no quería apartarla de su pareja ni agobiarla pero que la quería mucho y que nunca querría perderla. Así continuamos un par de meses más. De vez en cuando nos besábamos y nos abrazábamos. Esto era mejor que nada pero yo por las noches la deseaba con toda mi alma. Cuando yo hacía el amor con mi chica imaginaba que lo hacía con ella. Tal vez lo mejor hubiera sido terminarlo, pero yo no quería renunciar a ella. El problema es que aunque me escribía correos, salíamos en los descansos y comíamos juntos, cada vez tenía menos acercamiento hacia mí, éramos como simples amigos. Como yo lo llevaba mal, volví a disgustarme y la dije que me evitara, que yo no podía pasar del amor a la amistad y que lo pasaba muy mal. Que necesitaba tiempo para matar los sentimientos tan fuertes. Dejé de comer con ella y la evitaba siempre.
Lo peor fue que ella empezó a salir en los descansos con otro compañero. Es muy jovencito y ella dice que es un niño y que le ve como su hermano pequeño. Al cabo de mes y medio aprox. la echaba tanto de menos que en la comida me acerqué a su mesa y la saludé haciéndola ver que ya no estaba enfadado. Ella se levantó y me abrazó como nunca. Volvimos a ser muy amigos y muy de vez en cuando nos dábamos un piquito, pero en el trabajo ella salía cada vez más con su nuevo amigo. Les veía salir juntos, y yo, que recordaba cuando salía con ella para nuestros encuentros íntimos, ahora me comían los celos. Ella me asegura que no hay nada entre ellos, que para ella es como su hermano pequeño; es más, pues ella no es la típica mujer de ligues pues es muy tradicional y decía que lo nuestro la sobrepasaba y que "dos era demasiado", pero cuando está con su amigo el lenguaje corporal entre ellos me dice otra cosa: las posturas, las sonrisas; veo que se buscan con la mirada, sobretodo él. Ella terminó tratándome como un amigo, excepto cuando tuvo un contratiempo con una compañera, entonces me abrazó en el ascensor, lloró un poco y me dio un piquito. Pero con los días frecuentaba más a su amigo y yo notaba que se alejaba de mí a pesar de que siempre demostré mi amistad, mi apoyo y mi cariño. Es cierto que en la comida siempre me llama para quedar conmigo, pero poco más, pues su amigo no viene a trabajar hasta media tarde. Un día no pude más, me hice el encontradizo de camino al servicio y la quise besar apasionadamente pero ella me rechazó y se abrazó a mí riéndose nerviosa, cosa que hace para evitar que la bese. No he podido volver a besarla en la boca y si lo hago en la mejilla ella se deja pero no se inmuta, ya ni siquiera me toca, e incluso veo que desde hace días mantiene cierta distancia para hablar conmigo o pone “barreras” entre ella y yo (su abrigo etc). Sé que debería dejar todo esto y apreciar a mi pareja a pesar de todas las carencias. Pero no puedo cuando la veo todos los días en el trabajo, y lo que es muchísimo peor, cuando sale con su amigo tres, cuatro o cinco veces durante la jornada. Es posible que sea verdad, y no haya nada entre ellos aún, pero creo que lo terminará habiendo porque hasta los demás empiezan a comentarlo. Si yo pudiera dejar de verla, todo sería más fácil para olvidar esto, PERO ASÍ ES IMPOSIBLE. Anoche fui a buscarla donde nadie nos ve y se lo dije: que la echaba de menos, que estaba desesperado, que no podía seguir así y que por favor buscáramos una solución; que no podía renunciar a sus besos, a su calor. Estaba temblando, me sentía como un adolescente. Pero ella sólo me decía cariñosamente que me tranquilizara, que tenía que estar bien, y que diciéndola esas cosas la hacía sentir mal . No le veo solución porque su amigo viene a buscarla o se envían un correo y salen siempre juntos. Todo lo bonito que hubo entre nosotros dos lo abandonó, y yo creo que no hice nada para merecérmelo. Ella antes decía que me quería y yo la dije que quería casarme con ella y ser el padre de sus hijos, pero ella me respondió que no podía dejar a su pareja pues lo era todo para ella. Tengo madurez para asumirlo, para superarlo, no volver a verla, etc. Pero lo que no puedo es verla todos los días y verla como se va con el otro aunque me diga que no hay nada. Si yo la pido salir a un descanso y sale conmigo su postura es mucho más formal y rígida, pero con el otro veo que está más abierta y más sonriente, con más acercamiento, e incluso en una ocasión se cogieron de la mano un instante. He intentado cambiar a otro turno de trabajo pero es imposible. Los celos me comen cuando les veo juntos y veo que ella ya no me busca, ni me hace muestras de cariño y los correos-e que me envía son ya solo laborales o como si yo fuera un amigo más. Un día vi su bandeja de entrada y estaba plagado de correos de él. El desamor y la desesperanza me tienen muy deprimido. Yo la demostré amor de verdad y estoy viendo que va a terminar enamorándose de un crío. Pienso en lo nuestro y NO SOPORTO verlos. ¿Qué puedo hacer? Todo esto parece de adolescentes pero siento que me ha roto el corazón y estoy cayendo en una depresión. Con su pareja no estoy celoso. Es su pareja. Pero lo que no puedo es ver que lo que antes estaba conmigo ahora lo pasa con el otro compañero. Pasan los días y esto se me hace insoportable. El tiempo no lo cura porque noto como si cada día me lo restregaran en la cara. Podría olvidarla y pasar página, me costaría, pero lo conseguiría. Pero no puedo cuando la tengo presente 9 horas al día... y luego se vaya con el otro! Ojalá pudiera hacer algo para que lo que siento por mi compañera lo pudiera sentir con mi pareja de siempre, y a mi compañera poder arrancármela de mis sentimientos y no sentir nada por ella. Quiero estar enamorado de mi pareja y no de esta chica, pero no puedo. Lo único que haría sería engañarme a mí mismo.
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