Amor sagrado y amor profano

Empédocles fue el primer filósofo que utililzó la idea del amor en un sentido cósmico-metafísico, al considerar al amor y a la lucha como principios de unión y separación respectivamente de los elementos que conforman el universo. Pero la noción de amor no alcanzaría una dimensión central y compleja hasta Platón...

Amor platónico

Así pues, Platón comparará al amor con una forma de caza, con la locura, con un dios poderoso... y también lo clasificará: el amor del cuerpo, el del alma y también una combinación de ambos. Hay también un amor bueno y legítimo, y otro malo e ilegítimo, que en realidad no sería verdadero amor. Pero Platón no se refiere al amor del cuerpo por el cuerpo cuando habla de amor 'malo o ilegítimo'. Se refiere a un amor que no está iluminado por el amor del alma (no tiene en cuenta la irradiación que sobre el cuerpo que producen las ideas). En rigor, no sería preciso observar en Platón un desprecio por el cuerpo: el cuerpo debe amar, aunque debe hacerlo por el amor del alma. De esta forma el cuerpo puede ser aquello en lo cual brilla un alma bella y buena. Solo el amante puede descubrir esa belleza 'invisible'.

Poseer o no poseer, esa es la cuestión

Para Platón el amor es siempre amor a 'algo', pero la relación con este 'algo' es una oscilación entre el poseer y el no poseer. El amante no posee lo que ama (porque sino no sería amor) pero tampoco se encuentra totalmente desposeído (tampoco amaría en ese caso). Porque la belleza, justamente, depende de la aspiración del amante hacia lo amado.

Ahora bien, en último término, los amores a objetos particulares (lo cual incluye seres humanos) no pueden ser más que participaciones del amor respecto de la 'Belleza Absoluta', que es la idea de lo Bello en sí. De esta manera, tras la contemplación del amor puro y verdadero es que el alma asciende a la contemplación de lo ideal y eterno.

¿Pero qué tiene que ver el amor con todo esto? ¿Qué opinión les merece el amor ‘platónico’?

por Graciela Paula Caldeiro